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El secreto para tener confianza (sin ser arrogante)

Arrogancia es lo que separa a los que pueden hacer algo de los que pueden hacer algo mejor, sin ayuda y con los ojos cerrados. La percepción común es que existe una delgada línea entre tener confianza y ser arrogante, pero de hecho la brecha entre ellos es tan amplia como el Gran Cañón del Colorado. Aquí hay algunas ideas simples para ayudarte a saber la diferencia.

No necesitas fingir

Las personas que se esfuerzan por parecer seguras de sí mismas, por ejemplo, pueden comportarse erróneamente con arrogancia simplemente porque no han descubierto qué es la confianza real o qué significa para ellos. Lo más común seguramente será que hablarán de alguien en una reunión, porque eso es lo que creen que hacen las personas seguras. Expresarán una opinión sin pensar en su impacto, porque creen que las personas seguras de sí mismas se hacen oír. Y harán avanzar su visión, porque las personas seguras de sí mismas se mantienen firmes.

Todo eso es mentira. Fingir tener confianza es verte tratando de estar a la altura de un montón de nociones a medias sobre lo que podría ser la confianza, sin siquiera preguntarte cómo es la confianza real y natural para ti.

No necesitas fingir confianza, ya la tienes. Está ahí en los momentos en los que estás en tu mejor momento, en los momentos en los que más te has sentido como tú y en los momentos en los que sentiste que todo fluía. Conoce cómo se siente y estarás listo para comenzar.

No tienes que ser el mejor

Seguro han habido ocasiones en las que alguien ha metido la pata o ha dejado caer la pelota y has pensado: “otra razón más por la que yo debería hacerlo todo”.

La idea de que podrías haberlo hecho mejor, más rápido o con menos cosas te llevará a un lugar de arrogancia, donde serás eficaz y contando con logros incomparables. Sin embargo, aquí está la cuestión: eres bueno, pero no tan bueno, y el simple reconocimiento de que otras personas son mucho mejores que tu es sorprendentemente importante y necesario para incorporar en tu mente.

Siempre habrá alguien que tenga más experiencia que tú o más talento natural que tú, pero esto es lo que la gente arrogante no entiende: de ninguna manera ese hecho disminuye tu experiencia, tus talentos y tu valor. Las personas seguras, por otro lado, siempre están listas para ver lo mejor en los demás y saben que hacerlo no es un juicio sobre ellos.

No necesitas esconderte

Ser visto de verdad es un pensamiento que aterroriza a muchos de nosotros, y por ello construimos muros para evitar ser vulnerables y protegernos. Los arrogantes decoran esas paredes y usan fanfarronadas para tratar de persuadir a la gente de que la forma en que están pintadas esas paredes es lo que realmente son. Prefieren burlarse de las personas en lugar de admitir un error, cuentan historias y señalan con el dedo al papel sobre sus propias grietas, y están felices de esquivar la responsabilidad hasta que llegue el momento de reclamar una victoria. Este fanfarroneo y bravuconería no es más que esconderse detrás de un muro de “eficacia” por temor a ser vistos de verdad.

De esta manera, a veces las personas que tienen la mejor opinión de sí mismas suelen ser las que tienen menor autoestima. Entonces, tal vez no sea una sorpresa que la confianza sea la base de que está bien ser vulnerable. Es la capa de autoconfianza que te permite sacar algunos ladrillos de esa pared y saber que estarás bien, mostrarte realmente y mostrarles a los demás quién eres.

La confianza real y natural es confianza en lugar de cuestionamientos. Es congruencia en lugar de fraccionamiento. Es viabilidad en vez de resistencia. La arrogancia y la confianza son mundos aparte. Asegúrate de conocer la diferencia.

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